La doctora Jennifer Vendemia recibió una beca de cinco millones de dólares (unos 3,8 millones de euros) para profundizar en su teoría de que se puede detectar si una persona está mintiendo mediante la observación de las ondas cerebrales. Mientras, los detectores de mentiras actuales, los polígrafos, se basan en mediciones del ritmo cardiaco, presión sanguínea, ritmo respiratorio y niveles de sudoración.

La doctora estadounidense aseguró que ha ideado un sistema de detección de mentiras que tiene entre un 94 y un 100% de precisión, lo que supondría una increíble mejora respecto a los polígrafos, según informó la BBC.

“Si eres examinado por un buen interrogador un detector de mentiras convencional tiene entre un 85 y un 90% de precisión”, dijo la científica, destacando así los niveles de precisión de la tecnología que ella propone.

El sistema de detección de mentiras de Vendemia coloca 128 electrodos en la cara y el cuero cabelludo de un individuo. A medida que el sujeto responde a las preguntas del interrogador los electrodos transmiten las ondas cerebrales en menos de un segundo.

Según Vendemia, sus investigaciones han descubierto que el cerebro tarda más tiempo en procesar las mentiras que en procesar las verdades, y esto, dice la doctora, puede ser demostrado al monitorear las ondas cerebrales.

Por otro lado, Paul Ekman dice “Mentir es una característica tan central de la vida que una mejor comprensión de ella resulta pertinente para casi todos los asuntos humanos. Los padres les mienten a sus hijos con respecto a la vida sexual para evitarles saber cosas que, en opinión de aquéllos, los chicos no están preparados para saber; y sus hijos, cuando llegan a la adolescencia, les ocultan sus aventuras sexuales porque sus padres no las comprenderían. Van y vienen mentiras entre amigos (ni siquiera su mejor amigo le contaría a usted ciertas cosas), entre profesores y alumnos, entre médicos y pacientes, entre marido y mujer, entre testigos y jueces, entre abogados y clientes, entre vendedores y compradores.

Desde el punto de vista energético, Luis Díaz – creador del Proceso CMR de Liberación de la Memoria Celular – dice: Cuando creemos que somos lo que no somos, vivimos la vida des­de la mentira. El estado natural de las células es en expansión. Y, cuando nos mentimos, la consecuencia natural es la contracción energética que se traduce en sufrimiento; de allí que detrás de cada dolor siempre hay una mentira, una creencia que sostiene el sufrimiento.

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CMR – Cellular Memory Release.