Nuestra naturaleza busca amor y conexión, ese es nuestro diseño original, dar y recibir amor incondicional. ¿Qué paso?

Nuestro cuerpo está diseñado originalmente para sentir. Cuando somos bebés sentimos todo naturalmente; luego aprendemos a reprimir las emociones, no se nos permite llorar o tener miedo o estar enojados. El cuerpo es inocente y aquello que no sentimos, es guardado en nuestras células esperando ser sentido en algún otro momento y generando una contracción energética. De allí, que con el pasar del tiempo nos sintamos cada vez mas cansados y con menos energía.

Nosotros al igual que las células, estamos diseñados para vivir en estado de expansión, de comunicación, de compartir; de manera que no sentir significa generar enfermedades, agotamiento, estrés, falta de energía, insatisfacción.

Cuando nuestras células están en estado de expansión lo experimentamos como sensaciones que llamamos cómodas, nos sentimos alegres, creativos, confiados. Cuando hay contracción lo experimentamos como sensaciones/emociones incomodas y sentimos enojo, tristeza, miedo.

Aprendimos a reprimir o negar, a no sentir; de manera que el dolor o sufrimiento que se ha experimentado queda como energía contraída en nuestras células (cuerpo). Esta energía contraída se manifiesta en patrones de comportamiento y pensamiento.

No nos damos cuenta de la energía por que sufrimos de analfabetismo emocional pero podemos reconocerlo a través del comportamiento y de los pensamientos. De esta manera la humanidad creyó que corrigiendo el comportamiento y/o el pensamiento nos sentiríamos mejor. El asunto es ¿Cómo pretender sentirnos mejor si lo que hicimos fue anular el sentir, desconectarnos de las emociones, del cuerpo?

Por esto parece complicado perdonar, aceptar, ser vulnerables. Son conceptos que funcionan bien mentalmente y cuando vemos nuestra realidad encontramos que no somos dichosos, que la felicidad es fugaz y momentánea, que la profundidad de la alegría la extrañamos.

Sentir es algo que parece que hemos olvidado. Tenemos miedo a sentir lo incomodo por que aprendimos que son emociones malas, cuando en realidad es energía que se está moviendo para recordarnos que perdimos el rumbo de nuestro diseño original, que tenemos congelada e inutilizada parte de nuestra energía vital.

¿Aun crees que es suficiente pensar “todo está bien”, “aquí no pasa nada” y que así nos sentiremos plenos?

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En consciencia y sanación,

Luis Diaz